Juguemos al aire libre
Dado que nos encontramos en el periodo vacacional, queremos dedicar estas líneas para darles algunas sugerencias de las actividades que podemos realizar junto a nuestros peques al aire libre; recordando que el contacto con la naturaleza no solo estimula su conexión con ella, sino que estimulan sus sentidos, la creatividad, la socialización y puede ser el mejor gimnasio para el estímulo de sus percepciones sensoriales y el desarrollo de la motricidad.
Picnic
Es una actividad placentera para disfrutar a cualquier edad, basta llevar una manta consigo y escoger el parque para estar un par de horas con los niños. Sugerencias: llevar comida fácil de consumir y separada en contenedores por tipología (fruta ya lavada y picada, huevos sancochados y pelados, sándwich, tequeños, etc); además algún repelente casero por si acaso.
Actividades: dejarlos explorar. A los bebes podemos dejarlos gatear sobre el césped, ayudarlos a tocar diferentes texturas y observar diferentes colores. Con los nenes de 1 a 3 años, los más implacables exploradores, seguirlos durante su exploración, vivir con ellos y participar a todos sus descubrimientos, no limitar la exploración a menos que sea realmente peligroso o contraproducente para su salud.
Desde la edad de 3 años podemos hacerlos participes desde la planificación y la preparación para el picnic, escoger el lugar, día, menú; ayudar en la preparación, seleccionar que juguetes y equipos llevar (pelota, cuerda para saltar, kit del explorador, cartas, bate, frizby, etc)
Mi carro de cartón
Una caja de cartón podrá ser el carro ideal para que los peques se empujen los unos a los otros, o seas tú quien los lleve si aún son muy pequeños. Haciendo uso de nuestra memoria, recordamos cuando entre los 5 y los 12 años, las cajas de cartón las convertíamos en trineos y nos deslizábamos hacia abajo por cualquier colinas con césped que encontráramos. A propósito ¿Qué recuerdas tú haber hecho con una caja de cartón?
Explorar
Preparara el equipo antes de salir a explorar, lupa, linterna, red, vasito con tapa, binoculares, cantimplora, sombrero o gorro, protector solar, pinzas, brújula, mapa, cuaderno y lápiz, pito, etc. Con todo listo para la aventura no hay más que darle rienda suelta a la curiosidad, todo a nuestro alrededor puede ser explorado, las hojas de los arboles, sus cortezas, los insectos, la composición del terreno, la fauna, el clima, la topografía, basta hacerse las preguntas apropiadas: ¿Qué podemos apreciar? Color, forma, textura, olor, comportamiento, cantidad, similitudes, diferencias, posición, densidad, peso, etc. Son tantos los campos que se pueden abordar con la exploración, como por ejemplo la orientación, norte, sur, este, oeste, arriba, abajo, derecha, izquierda; la planificación, trazando una ruta y las actividades a desarrollar, dejando por supuesto siempre espacio a la improvisación; la estimulación del lenguaje, motivar la descripción de lo que se aprecia, introducir vocabulario nuevo. Con los chicos de 5 a 12 años se puede trabajar el diseño y la narración descriptiva y la elaboración de un mapa del camino recorrido. Con los pequeñitos podemos ayudarnos con calcomanías, diseños y vocabulario acordes a sus edades. Vivir todo como una aventura.
Pelota / Frizby
Lazar y coger la pelota, patear y correr detrás de un balón, lanzar el frizby y correr en extensión para atraparlo, son actividades maravillosas para la coordinación motriz, más allá de ser una excelente manera de hacer ejercicio aumentando la masa muscular y la resistencia física, así que no desestimen nunca la sencillez de una pelota. Con los pequeñitos, la actividad de lanzar y recoger puede realizarse con cualquier otro juguete que les permita tener mayor capacidad de agarre.
Caminar y descubrir mi entorno
Las caminatas, incluso por la ciudad, son una buena manera de pasar el tiempo juntos al abierto. En una caminata se puede explorar la ciudad, conocer las vías, plazas, monumentos, las señales, las normas, la vegetación, la fauna, etc. Durante el paseo se pueden aprovechar pasarelas, muros bajos, troncos caídos, donde dejarlos balancearse y trabajar el equilibrio, con nuestra ayuda de ser necesario. El tiempo de un paseo es perfecto para conversar, para transmitir conocimientos; si mamá es arquitecto podrá hablar de los chicos más grandes sobre el diseño de los edificios, si papá es fotógrafo podrá hacerles notar luces, sombras y ángulos donde tomar buenas fotos, si mamá es la gerente de casa podrán ir juntos al mercado y descubrir frutas, verduras, colores, aromas y hasta familiarizar con la compara y venta de productos.
Jugar con la arena o lodo
Una de las maravillas de jugar afuera es la libertad, hay menos limitaciones y normas que respetar. Se puede ensuciar, hablar en voz alta y mover objetos haciendo ruido sin temor de fastidiar a los vecinos, así que toca aprovechar al máximo estos momentos. Brindarles la oportunidad de crear formas en la arena o lodo, usando las manos, juguetes o utensilios en desuso dejándoles dar rienda suelta a la imaginación y a la experimentación.
Construir y probar
Entre los 5 y 12 años los niños hacen actividades más estructuradas, como los juegos en equipos o actividades deportivas; pero no por ello debemos limitar su tiempo de ocio y experimentación libre. Es sumamente positivo que tenga la oportunidad de construir con los objetos a disposición y posteriormente probarlos, por ejemplos casas de cartón, cabañas con ramas y lonas, un balancín, su proprio sendero de obstáculos, una brújula, un reloj solar, etc.
Lectura, pintura, tareas, juegos apilables, etc
Cualquiera de estas actividades pueden hacerse al aire libre, basta escoger una de ellas y conseguir un ambiente tranquilo en la cual poderla llevar a cabo.
Recordamos que siempre es necesaria la supervisión de los chicos durante estas actividades, pues nunca sabemos hasta dónde puede llegar su imaginación, además podríamos reconocer y evitar peligros que ellos aún no reconocen; por otra parte los juegos que tenga que ver con el agua, como piscinas, deben de llevarse a cabo siempre bajo estricta supervisión para evitar accidentes. Sin embargo, nuestro celo por la seguridad no debería limitar su libertad de experimentar y de socializar, encontrar el justo equilibrio es la clave. Dejarlos sentir los elementos climáticos también es importante, la lluvia, la arena, el sol, la texturas; el niño que juega unos minutos bajo el sol seguramente sudará y percibirá la incomodidad, lo que lo hará buscar la sombra, ahí sería momento ideal para hacerle notar uno de los miles de motivos por los que los arboles son tan importantes. La naturaleza es una fuente inagotable de riqueza y felicidad, así que disfrutarla.
Escrito por Nairim Zerpa